jueves, 16 de junio de 2011

¿Quién es la persona pintada en la caja?


Esa es una de las personas que más admiro, fue muy importante para la historia de México, tal vez la persona que lucho y trabajó más por la educación en nuestro país. El “Maestro de América”, José María Albino Vasconcelos Calderón.

¿Por qué lo admiro tanto?

José Vasconcelos fue abogado, escritor, político y filósofo. Llegó a ser rector de la Universidad Nacional de México (UNAM), miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y del Colegio de México entre otros cargos.

Para él uno de los instrumentos mas eficaces y poderosos eran los libros. El estudió Derecho pero se hizo filósofo y escritor a través de los libros.

“La biblioteca complementa a la escuela, en muchos casos la sustituye y en todos los casos la supera. En las escuela se nos educa para que aprendamos a distinguir y a juzgar, para que sepamos apreciar qué es lo que vale entre toda la multiplicidad de esfuerzos humanos; pero sólo en el vehículo generoso de los libros encontramos el tesoro de la cultura humana. La escuela nos alecciona en los métodos y enseguida los libros nos dan las ideas, la riqueza, la prodigalidad entera de la conciencia.”

Él admiraba mucho a los misioneros que llevaban la religión y el conocimiento a los indios a los lugares mas remotos del país. Una gran tarea que hizo fue traducir clásicos de la literatura universal y distribuirlos gratuitamente. Los “maestros misioneros” llevaban la educación a los pueblos mas lejanos para el desarrollo de los pobres, el verdadero sustento de la sociedad e iban con su biblioteca ambulante, una mula que cargaba una caja de madera llena de libros para alfabetizar a la población.

Él y sus “misioneros” iban a vecindades y lugares públicos a recitar poesía, a leer en voz alta para que la gente, sobre todo los pobres apreciaran lo que se podía hacer con la lengua. Hacía eventos culturales como sacar a las orquestas que salieran de los auditorios a la calle y que todos escucharan la hermosa música.

También admiraba a las pinturas en los murales de las iglesias y en los retablos barrocos para que los indios aprendieran la historia sagrada, así que fue precursor de uno de los movimientos artísticos más importantes, el Muralismo Mexicano, a través del cual el arte en las calles llegaba a la gente y apreciara las historia de México, la cultura, el progreso y el trabajo en la minería, la agricultura y la industria. El arte era un camino de la redención social.

Lo que hoy es la sede de la Secretaría de Educación Pública, fue el Convento de las Religiosas de la Encarnación. Él gustaba de la arquitectura del virreinato con techos y arcos muy altos para caminar por los corredores muy amplios. “Para que las ideas pudieran expandirse sin estorbo, ¡solo las razas que no piensan ponen los techos a la altura de la cabeza!”.

Él creo el lema y escudo de la UNAM, “Por mi raza hablará el espíritu”, originalmente “Por mi raza de bronce, el espíritu hablará” haciendo referencia a la “raza cósmica”, la raza mestiza que es la que sacará adelante al país, a la humanidad. Por eso el escudo de la UNAM tiene un águila mesoamericana y un cóndor sudamericano y se puede ver a toda América latina, lugar donde se fusionaron las culturas indígenas y europeas.

Apoyó una producción masiva en libros y apoyó a la industria editorial. En 1920, existían apenas 70 bibliotecas en el país, en 1924, cuando salió del Ministerio de Educación había 1916 bibliotecas.

Estas son solo algunas de las razones por las que admiro a José Vasconcelos y por eso le hago un pequeño homenaje en la Caja Chute-Sorpresa.

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